Las frutas son un elemento muy importante de la dieta, aportan vitaminas hidrosolubles, fibra, agua y antioxidantes, además cuidan el sistema inmune, ayudan en la digestión, cuidan la piel y protegen contra el desarrollo de diversas enfermedades.
Los diversos nutrientes que aportan como la fibra, el potasio, el ácido fólico y diversas vitaminas son necesarios para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
Si no se está acostumbrado a comer frutas se puede iniciar probándolas de diferentes formas: en jugo, frías, a temperatura ambiente, mezclada con otras frutas, con limón, con alguna gelatina sin azúcar, congelada, en un licuado, fruta deshidratada, hechas helado, etc., y de esta forma ir poco a poco incluyéndolas en la dieta, lo importante es que se conviertan en parte diaria de su dieta.
El mayor consumo de frutas en los hogares se da a la hora del desayuno, sin embargo, éstas se pueden consumir a cualquier hora del día.
“Cada persona conoce su organismo y sabe a qué hora del día es más realista consumirlas. Hay personas que por su digestión prefieren durante la mañana ya que en la tarde les produce molestias intestinales”, explicó la doctora Ana Cristina Gutiérrez, asesora nutricional de Herbalife Nutrition.
Lo más adecuado es comer fruta antes de las comidas ya que su alto contenido en fibra aporta saciedad y evita una ingesta posterior excesiva de alimentos. Cuando las frutas se consumen después de comer es más probable que se produzca una fermentación de los azúcares y que nuestro estómago no sea capaz de digerirlas correctamente, lo que a su vez genera molestias digestivas como hinchazón, gases y dolor estomacal.
La Asociación Americana de Dietistas recomienda el consumo de tres a cinco porciones al día para tener una alimentación equilibrada, sin embargo, dependiendo de su actividad física y requerimiento calórico, deberá regular el consumo diario.