Un intestino sano es ayuda a tener un sistema inmunológico fuerte
Actualmente gran cantidad de personas buscan cuidar su salud a través de la actividad física y de una dieta balanceada.
Uno de los principios para disfrutar de un estado de salud bueno o estable es la alimentación y parte de las claves, se encuentra en el intestino humano. En este se resguarda más del 90% de los microbiomas que poseemos en el cuerpo (organismos vivos diminutos como bacterias, virus y hongos) los cuales contienen nuestro material genético. El conjunto de todos ellos conforma la microbiota, que es como una huella dactilar (la cual es única en cada persona) y esta se genera a partir de la dieta que cada uno de nosotros llevamos desde el momento en que nacemos, esta huella intestinal es la base del 70% de nuestro sistema inmune.
“La microbiota nos controla. Nuestra alimentación es importante, pues los hábitos que se tienen en la vida adulta la modifican, mantenerla sana es clave para el funcionamiento del sistema inmune y prevención de enfermedades”, destaca la experta en nutrición Valeria Collado Umaña.
Nuestra alimentación está totalmente relacionada con nuestra calidad de vida, por el funcionamiento de nuestro metabolismo, la fortaleza del sistema inmunológico, nuestra salud mental al estimular la producción y absorción de neuro activos como la serotonina y dopamina, e incluso, en la prevención o control de ciertas enfermedades como obesidad, diabetes o hipertensión, al permitir el control del peso, disminuir el colesterol “malo” del organismo y estabilizar los niveles de azúcar en la sangre. Es así, como la demanda por alimentos asequibles, deliciosos y ricos en nutrientes como fibra, es cada vez más alta.
“La fibra, puede estar en trigos, centenos, cebada y contiene principalmente inulina, un prebiótico natural. Los prebióticos alimentan a los probióticos, que al final se convierten en nutrientes para la microbiota, de ahí la importancia del consumo de fibra. Podemos obtenerla de alimentos como los panes, lo que importa es la porción y la calidad del producto para tener la mayor cantidad de nutrientes. Si un producto tiene más de 3 gramos de fibra por 100 gramos de porción, se considera un alimento fuente de fibra”, comenta Collado.
Ante la consciencia creada de la necesidad de encontrar las opciones correctas según las necesidades del consumidor, el mercado alimentario se ha revolucionado e innova para ofrecer una gama de productos más amplia y que se adapte a lo que buscan los clientes. Por ejemplo, “Puratos, tiene una oferta de productos de panadería y pastelería ricos en fibra que nos ayudan a tener una buena salud intestinal, amigables con la microbiota, manteniendo el intestino sano, sin sacrificar el sabor, como la línea Puravita, Softgrain, Otentic, productos que aportan más fibras dietéticas”, explicó Evelyn González, Directora de Mercadeo en Puratos, Centro y Suramérica.
El consumo a nivel mundial de fibra es bajo, no se llega a la cantidad mínima que el cuerpo necesita al día: “en términos de pan, definir la porción necesaria es muy variable, es necesario leer las etiquetas nutricionales del producto para ver la cantidad de fibra por porción y esto lo vemos en los carbohidratos que se dividen en azúcares y fibra, por eso es importante la calidad del pan”, menciona la nutricionista.
Es de vital importancia verificar en los empaques cuáles son los ingredientes que están enlistados primero, ya que estos son los que predominan en el producto. Puratos garantiza que sus productos son ricos en granos enteros, semillas e, incluso, masa madre que aporta una gran cantidad de probióticos, así, se tiene el binomio entre salud y sabor, además de que la fibra ayuda a dar una sensación de saciedad en el cuerpo por más tiempo. En el segmento de panes artesanales, la textura es la clave, pues sin tener la tabla nutricional, se nota una mayor densidad en la preparación, así como semillas o granos.
“Que un producto sea saludable no quiere decir que debe tener un mal sabor. Tenemos que escoger bien nuestros alimentos, no hay productos prohibidos, hay que olvidar el miedo por consumir pan, pero tenemos que definir porciones. Se trata de cuidarse, darle al cuerpo la mejor calidad de alimentos posible”, comenta Valeria Collado.