De acuerdo con el radiooncólogo argentino Gustavo Ferraris, existe una técnica con radioterapia que funciona como vacuna y acaba con los tumores que están disiminados en todo el cuerpo.
Este avance médico es conocido como el efecto abscopal y se produce cuando se aplica radiación a un solo tumor, pero dado que el paciente tiene otros tumores diseminados en el cuerpo, estos desaparecen aún y cuando el tumor está fuera de la zona irradiada.
“El hecho de irradiar el tumor con dosis superiores a las que se dan en tratamientos convencionales, produce la liberación de antígenos. Un antígeno es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta inmune que al ser captadas por otras células que tiene el sistema son capaces de atacar un tumor”, explica Ferraris.
Según el especialista, el objetivo es irradiar con dosis muy elevadas solo el sitio donde se encuentre el tumor primario, evitando al mismo tiempo la afectación de los tejidos sanos, de ahí que es necesario disponer de aceleradores lineales de alta precisión para localizar el sitio a irradiar.
“Es posible realizarlo en todos los tumores primarios y metastásicos, pero es importante conocer las indicaciones de los tratamientos y toxicidades potenciales de acuerdo al sitio irradiado y combinaciones con otras terapias”, detalló Ferraris.
El cáncer de mama es una enfermedad maligna en donde la proliferación acelerada, desordenada y no controlada de células que pertenecen a distintos tejidos de la glándula mamaria forman un tumor que invade los tejidos cercanos y pueden producir metástasis a órganos distantes.
En nuestro país, 43 de cada 100 mil mujeres enfrentan cáncer de mama y un 27% de ellas está en edad productiva, pues tienen entre los 50 y 59 años.