Carol Garita, profesora y Coordinadora del Centro de Atención Neuropsicológica de UNIBE, explicó que que hay una correlación entre el impacto por la pandemia por el COVID-19 y la conducta agresiva; siendo unas personas más que otras quienes se ven afectadas, tomando en cuenta que no todos somos iguales.
Expertos de UNIBE consideran que un factor que incide en el aumento de la agresión es el confinamiento, ya que a partir de este se ha producido un cambio en los modos de convivencia y de desarrollo de la vida cotidiana familiar.
“No todos somos iguales y no vivimos en las mismas condiciones, por lo que, según el contexto de cada persona, de cada familia, habrá quienes manejen un mayor repertorio de conducta agresiva que otros”, comentó Garita.
Las estadísticas demuestran que ha habido un aumento en la agresión emocional y otras formas de agresión, en todo el mundo.
“En marzo pasado, la UNICEF instó a los gobiernos a tomar una serie de medidas concretas para garantizar la seguridad de millones de niños, niñas y adolescentes alrededor del mundo. En Costa Rica, las diversas instituciones estatales, que velan por la seguridad de las poblaciones más vulnerables, también han tomado medidas por considerar que las emergencias que pasan estas personas no tienen horario y estas abarcan todo tipo de violencia; desde la física, psicológica, sexual, entre otras”, manifestó.
Garita añadió que las ayudas terapéuticas se han diversificado como la teleterapia, por lo que desde la privacidad de sus hogares pueden contar con dicho recurso.