El cambio de salir rumbo a un lugar de trabajo a ahora tener que quedarse puertas adentro y procurarse un espacio para cumplir con las tareas cotidianas, podría estar incidiendo en malas prácticas que afectan su salud física. Uno de los problemas más frecuentes es la afectación de la postura ya que, literalmente, muchos se están “deformando” luego de varios meses de pandemia.
Karol Elizondo Masis, especialista en Fisioterapia de Clínica Vitality, comentó: “si una persona venía trabajando en una estación ajustada ergonómicamente para sus necesidades y luego cambia esto por trabajar en una mesa no adaptada, o peor aún, en una cama o un sofá, es muy probable que a nivel músculo-esquelético, después de largas jornadas en una mala posición, las personas lleguen a padecer de dolores de espalda, cuello, nervio ciático y cabeza; además de calambres y hormigueos, entre otras sensaciones molestas.”
Para evitar problemas de postura, busque un sitio de trabajo ergonómicamente adaptado para no generar puntos de presión o tensión en zonas del cuerpo como brazos, hombros, cuello, espalda, cadera o piernas.
Se debe contar con una silla con respaldar alto que permita recostarse sin perder el ángulo de 90°, es decir, que la espalda permanezca erguida, alivianando la presión sobre la zona lumbar y la cadera.
Es importante que la altura de las braceras permita a los hombros tener una caída libre y relajada de forma que no se ejerza presión sobre ellos, el cuello, o la parte alta de la espalda. A su vez, la sentadera de la silla debe permitir que se doblen las rodillas en ángulo recto dejando que las plantas de los pies se apoyen con firmeza al piso.
También es relevante que el monitor de la computadora se encuentre a una altura que no exceda un ángulo de 20° hacia abajo de la línea horizontal de visión. Por debajo o por encima de este rango, se ejerce presión sobre el cuello y las cervicales.