Complicaciones derivadas por cirrosis del hígado graso se pueden triplicar en los próximos años

El hígado tiene más de cinco mil funciones

Datos de la Organización Mundial de la Salud  (OMS) estiman que para 2030 las complicaciones o enfermedades que acarrea la cirrosis se pueden triplicar.

 Según Wagner Ramírez, gastroenterólogo y especialista en enfermedades hepáticas de la Clínica Equilibrium, la enfermedad por hígado graso por disfunción metabólica es la enfermedad hepática crónica más frecuente a nivel mundial y es de las enfermedades del hígado que producen cáncer sin tener cirrosis.

Una de cada cinco personas con hígado graso puede llegar a lesionar su hígado hasta desarrollar cirrosis.

En la sociedad existe un concepto erróneo sobre que la cirrosis era solamente causada por el consumo de alcohol, sin embargo, con los años los médicos demostraron que la cirrosis es el estadío final de cualquier daño crónico al hígado, causando una fibrosis (cicatrización) que promueve el ambiente pro cancerígeno.

“En Costa Rica, el hígado graso es la causa más frecuente de enfermedad hepática terminal. El 20% de las mujeres mayores de 18 años y 30% de los hombres, padecen de algún grado de hígado graso. Además, el 90% de los casos de cáncer de hígado se originan de hígados cirróticos. El hígado tiene una gran capacidad de reparación, si tiene algún daño él solo se repara, sin embargo, si el daño persiste por mucho tiempo eso puede generar una enfermedad hepática crónica”, explicó.

El hígado es la glándula más grande del cuerpo, funciona principalmente como órgano digestivo y metabólico y tiene más de cinco mil funciones, entre ellas: participar directamente en el proceso digestivo a través de la producción de bilis, permite el metabolismo de fármacos y de sustancias externas, suple el papel de productor de energía para el cuerpo, en niveles muy pequeños produce sangre y es primordial en la función o protección del cuerpo.

“Lo primero si queremos evaluar su función existen diversos exámenes de sangre que son muy eficaces como la prueba de coagulación o la albúmina, que es una proteína que podemos medir en sangre y hasta un hemograma para ver el conteo de las plaquetas. También hay exámenes generales que revelan la inflamación del hígado, pero la tecnología nos ha permitido utilizar la elastografía transitoria (Fibroscan), que evalúa el grado de cicatrización o el daño que ha acumulado el hígado. Esta técnica es totalmente indolora mediante ultrasonidos, el resultado se obtiene de forma inmediata y se puede repetir periódicamente de forma segura”, señaló.