Una alimentación equilibrada, hacer ejercicio físico y dormir bien son hábitos muy saludables
Patricia Vial, gerente de Nutrición, Salud y Bienestar de Nestlé Centroamérica, nos brinda seis consejos importantes para mejorar nuestra vida:
- Alimentación balanceada “Una alimentación saludable y balanceada en proteínas, carbohidratos, grasas y otros nutrientes, ayuda a evitar enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, hipertensión, obesidad, etc. En muchos casos, estas enfermedades se manifiestan en edades avanzadas, pero pueden ser consecuencia de malos hábitos alimentarios adquiridos desde edades tempranas. Por esa razón, prestemos atención a qué, cuándo y cuánto comemos, para evitar problemas en nuestra salud, sea a mediano o largo plazo”, dijo la experta.
- Hidratación: el agua favorece el transporte de nutrientes a órganos y tejidos y es el medio donde ocurren todas las reacciones químicas vitales. En el caso de los adultos el agua representa aproximadamente 60% del peso del cuerpo y por ello, se debe beber al menos 2 litros de líquido al día, para una adecuada hidratación.
- Dormir bien: El dormir bien permite estabilizar los relojes internos que mantienen el buen funcionamiento del cuerpo. Durante la noche el cuerpo (y el cerebro) se recuperan y se “limpian”, activando el sistema de limpieza celular –llamado autofagia-. Investigaciones recientes indican que dormir después de la medianoche perjudica notablemente la capacidad del cuerpo de regular los niveles de glucosa en sangre, al día siguiente. La falta crónica de sueño es un factor que predispone a la obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular.
La recomendación de Vial es dormir al menos siete horas. “Dormir bien, en calidad y cantidad de horas, es crítico para la salud: impacta nuestra memoria, concentración niveles de energía y rendimiento físico. Inclusive, el sistema inmunológico funciona de forma más eficiente cuando dormimos bien”, manifestó Vial.
- Ejercicio físico: La experta de Nestlé aconseja iniciar poco a poco – unos 30 minutos al día- y aumentar progresivamente hasta lograr 50 a 60 minutos al día. Cada sesión de ejercicio moviliza millones de células del sistema inmune, generando un impacto positivo en nuestra inmunidad. Además, el ejercicio permite mantener nuestro cerebro joven, protegiéndonos en cierta medida contra el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
- Cenar temprano y evitar las meriendas nocturnas: Nuestro reloj interno nos indica que debemos cenar al caer el sol, pues esto da tiempo a digerir los alimentos antes que inicien los procesos de autofagia o limpieza celular. Cenar tarde en la noche nos hace permanecer en modo de “almacenamiento de grasa” por muchas horas, siendo este un factor de predisposición al sobrepeso y obesidad. Las meriendas nocturnas no son recomendables ya que pueden afectar también el peso corporal y estimulan la producción de hormonas del estrés y otros cambios metabólicos no saludables.
- Meditación y mindfulness: la meditación posibilita aumentar la actividad —o comunicación— entre las partes del cerebro que procesan las reacciones relacionadas al estrés, y en áreas asociadas con la concentración y la tranquilidad. Algunos estudios han demostrado que la meditación ayuda a aumentar la inmunidad, al ayudar a reducir los niveles de estrés.