Este cáncer es naturalmente silencioso
El cáncer de ovario es silencioso y se ha convertido en la principal causa de muerte entre todos los tipos de tumores del sistema reproductivo femenino. Es un tipo de patología que se origina en los ovarios y las trompas de falopio, presenta síntomas muy poco evidentes o bastante confusos en las pacientes, razón por la que comúnmente es detectado en etapas bastante avanzadas cuando ya se ha expandido por la pelvis y el abdomen, reduciendo exponencialmente las probabilidades de supervivencia y dificultando el tratamiento.
Se estima que para el año 2040, las pacientes diagnosticadas incrementarán un 42% y la mortalidad por año ascendería aproximadamente en 313 mil mujeres. “La sobrevida de las pacientes con cáncer de ovario a 5 años, en el mejor de los casos es de un 46%, lo que comparado con el 90% de posibilidades de vivir que tiene una paciente con cáncer de mama en el mismo período, nos hace reflexionar y pensar que es momento de darle voz a este cáncer silencioso”, comentó el Dr. Esteban Coto, Director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y Caribe.
Factores de riesgo:
- La edad (mujeres mayores de 50 años son más propensas en desarrollarlo).
- Sobrepeso
- Antecedentes familiares.
- Cambio de algunos de sus genes (mutación)
- No haber tenido embarazos o padecer endometriosis.
El hecho de conocer la historia familiar del cáncer de ovario es relevante, debido al factor hereditario y se puede obtener información mediante una prueba genética.
El tratamiento dependerá de la etapa en la cual es diagnosticado. Normalmente ante su presencia se requerirá cirugía, quimioterapia y/o radioterapia y algunos casos se beneficiaría de una terapia especialmente diseñada y dirigida para interferir en el crecimiento y división de las células cancerosas. Para elegir el tratamiento correcto se puede recurrir a algunas pruebas adicionales, como tomografías, radiografías, laparoscopías o pruebas genéticas, bajo la supervisión médica adecuada.
“Cuando hablamos de pruebas genéticas, se estima que el 25% de las mujeres con cáncer de ovario tienen una mutación del gen BRCA que es un gen que cuando funciona normalmente no permite que las células cancerosas crezcan y se multipliquen pero cuando existe una mutación tiene menos probabilidades de controlar esas células enfermas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad pero también brinda una oportunidad para que el médico tratante identifique el tratamiento más adecuado para esa paciente”, agregó el Dr. Coto.
El impacto psicológico sufrido por las pacientes es significativo, causándoles en muchas ocasiones depresión, siendo muy importante que se tenga un acompañamiento constante de parte de sus familiares; además es muy oportuno el acceso a la información y a las diferentes opciones disponibles de tratamientos, siempre tomando en cuenta la etapa en la que se encuentra la enfermedad.
Una dieta con los productos adecuados puede ayudar a enfrentar esta enfermedad.
Alimentos recomendados:
- Frutas y vegetales son importantes en la dieta por su alto contenido de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. La existencia de estos nutrientes permite fortalecer el sistema inmune.
- Proteínas, una porción de proteína en cada comida ayudará a la regeneración de los tejidos, se recomiendan pescados de carne blanca, carnes blancas como el conejo o pollo, en cuanto a las carnes rojas, de preferencia deben ser magras, filetes de ternera, lomo de cerdo o cordero, además de huevo.
- Granos integrales, se recomienda el agregar a la dieta de los pacientes alimentos elaborados con harina integral, harina de avena, harina de maíz y arroz integrales; así como 2 ½ tazas extra de vegetales y frutas diariamente y de manea muy particular después de un recibir tratamiento contra el cáncer de ovario.
- Consumo de jengibre, posee propiedades antioxidantes y anticanerígenas, esta raíz es altamente recomendable para fortalecer el sistema inmunológico. El té de jengibre es la manera más práctica de integrar sus beneficios a la dieta, también puede ser consumida al utilizarse como ingrediente en postres y algunos platillos como por ejemplo pollo al jengibre.
Se deben realizar entre cuatro a cinco comidas díarias, tres fuertes y dos snacks; evitando saltar alguna y lograr mantener horarios fijos.
Todo cambio en la alimentación debe estar guiada por un experto en nutrición.